viernes, 18 de octubre de 2013

Contexto histórico. Antecedentes y hechos simultáneos al Movimiento Estudiantil de 1968.

El contexto internacional

El año del 68 a nivel internacional estuvo marcado por uno de los picos más altos del boom capitalista de la posguerra, este boom vino acompañado por un desarrollo de las fuerzas productivas. En específico en Europa la reconstrucción trajo consigo la inversión de fuertes sumas de dinero en medios de producción. La correlación de fuerzas había fortalecido enormemente a la clase obrera, esto era totalmente desapercibido para la gran mayoría de los dirigentes de “izquierda”.

En America Latina existía una naciente generación de jóvenes que estaban inspirados por los acontecimientos de la revolución cubana del 59 y en el ejemplo del Che; ambos eran baluarte del activismo en las universidades. Los movimientos de liberación nacional y contra las intervenciones imperialistas también jugaron un papel muy activo en la agitación política, uno de los movimientos más emblemáticos por la resonancia que tuvo a nivel internacional fue la que provocó la intervención imperialista en Vietnam. Estas movilizaciones no sólo arrastraron nuevas capas a la lucha política sino que en muchas ocasiones fungieron como accidentes que aprovechó la necesidad para materializar verdaderas movilizaciones de masas que, como en el caso de Francia, terminarían en procesos revolucionarios.

Gracias a este Boom la burguesía se daba el lujo de agitar sobre una nueva “gran sociedad” en la cual las libertades democráticas serian resueltas, por lo menos en EEUU.  Sin embargo, incluso en los mismos EEUU, todas esas libertades se arrancaron con luchas en las calles donde el movimiento luchó de forma encarnizada  con revueltas en más de 100 ciudades norteamericanas para conseguir sus derechos civiles.

En este año pudimos ver movilizaciones de masas en gran cantidad de países. En un primer momento fueron encabezadas por la juventud pero en algunos casos trascendieron de forma espectacular. La recuperación del capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial fortaleció también a los trabajadores en número y en confianza. Miles de hijos de trabajadores entraron a las universidades públicas que se masificaron prácticamente en todos los países.

Estos cambios sociales crearon las bases para movilizaciones masivas en donde las principales consignas eran el reclamo de más participación en la sociedad, derechos democráticos y de expresión. En muchos otros lugares, principalmente en donde los trabajadores se pusieron a la cabeza, los procesos rebasaron los marcos de la lucha por la democracia hasta convertirse en verdaderas revoluciones que reclamaban un gobierno de los trabajadores y la democracia obrera, tal fue el caso de Francia y  Checoslovaquia.

La primavera de Praga

El movimiento que sacudió la Checoslovaquia estalinista fue una lucha muy importante de los trabajadores por deshacer el control burocrático y dar pasos hacia una verdadera democracia obrera.

En aquel año, el ambiente entre los intelectuales era de crítica hacia la burocracia checa y rusa. Por ejemplo, la Unión de Escritores apoyó una moción en contra de la censura lo cual aceleró una serie de crisis que se venían desarrollando por la cada vez más apretada situación económica que estaba a punto de estallar en una crisis. Este fermento entre los intelectuales rápidamente se contagio a los estudiantes quienes salieron a las calles a protestar. Las movilizaciones fueron reprimidas duramente, sin embargo el coraje de la juventud se impuso y lejos de amedrentar a los estudiantes estos exigieron al gobierno que se informara el objetivo de las manifestaciones y la represión de la cual habían sido presas, si esto no era asegurado por el gobierno los estudiantes amenazaban con ir a las fábricas a informar ellos mismos.

La respuesta de la burocracia desde un primer  momento fue temerosa, lejos de cerrar los ojos comenzaron a dar tímidas respuestas a los jóvenes. En el seno de la misma burocracia estas movilizaciones catalizaron un proceso de ruptura, el sector de los “reformistas”, encabezado por Dubcek tomó la fuerza suficiente para echar a Novotny del gobierno.

Dubcek no era un dirigente que quería empujar  a las masas hacia una revolución política, muy por el contrario, buscaba de forma persistente el mantener, y en ningún momento poner en juego, los intereses de la burocracia estalinista checa. Las medidas que quería implementar en primer momento, medidas puramente económicas, iban en el sentido de poder dar compensaciones económicas a la burocracia administrativa a partir del rendimiento de las diferentes industrias. Estas medidas iban en detrimento de las empresas que no “eran rentables”, es decir, todas aquellas que de alguna forma eran conquista de los trabajadores pues con esto se podía justificar el cierre de estas ramas de la producción y el despido de miles de trabajadores.

Esta política es clásica de un Bonapartista que intenta balancear entre las diferentes alas de la burocracia; por un lado, defiende la diferenciación salarial a partir de las bonificaciones a administradores de fábricas para que, con esto, pueda contrapuntear a la otra ala (la burocracia estatal).

El miedo que tenía la burocracia no era a la radicalización de los intelectuales, ni siquiera a la de los estudiantes, sino a que este ambiente entre la intelectualidad llegara a los trabajadores. Dubcek tenia mucho miedo de que una oleada de movilizaciones por parte de los trabajadores lo pusieran en la misma situación que la de Hungría en 1956, cuando los trabajadores se organizaron en verdaderos órganos de poder obrero y luchaban por la democracia obrera.

Así que la burocracia checa se vio en la necesidad de dar concesiones a los intelectuales, se firmaron una serie de decretos en donde se daba apertura a la libertad de expresión, etcétera.

El problema que tenía la burocracia era que si no daba concesiones el ambiente de radicalización se extendería, pero de igual forma pasaría si esta daba las concesiones. Los trabajadores checos, al ver que se abría una oportunidad para echar a la burocracia salieron a las calles de forma espectacular. El ambiente era tal que las discusiones políticas se desarrollaban en todas partes, en fábricas, en mercados y plazas públicas. Incluso dentro del Partido Comunista los debates eran muy intensos.

La burocracia soviética estaba muy preocupada de lo que pasaba en Checoslovaquia, no solamente porque las reformas que se estaban dando en este país podrían desatar en Rusia una serie de peticiones parecidas a las de los intelectuales checos sino también porque las reformas estaban, lejos de detener el proceso, alentando el debate entre los trabajadores.

A pesar de las reformas que la burocracia checa dio al movimiento, ésta agitaba con todas sus fuerzas sobre la “lastimosa experiencia húngara en el 56” para atemorizar a los trabajadores.

El debate entre los trabajadores había llegado a niveles bastante elevados, uno de los diarios checos publicó, por esas fechas, una serie de notas donde hablaba de la necesidad de la democracia obrera.

El Kremlin tuvo que tomar una dura decisión miles de soldados rusos y tropas del Tratado de Varsovia invadieron Checoslovaquia, ellos prefirieron que los medios de comunicación occidentales lanzaran una campaña de desprestigio sobre la burocracia soviética que dejar que el proceso siguiera adelante en Praga. La consigna favorita para la intervención, igual que en Hungría, fue la de que el movimiento estaba dirigido por “desestabilizadores que lo que quieren es la restauración capitalista”. Nada más lejos de la realidad.

Mientras que los reformadores como Dubcek no querían cuestionar los privilegios de la burocracia, las masas lo que querían era democracia obrera, era en realidad una revolución política que se movía en contra de la burocracia y que amenazaba con extenderse hacia la URSS.

La cobardía de la burocracia checa quedó muy clara con su actitud a la ocupación, no movieron un solo dedo, e incluso hicieron todo lo posible por desmovilizar a las masas. Si estas hubieran tenido a verdaderos dirigentes revolucionarios al frente, los cuales hubiesen rescatado las tradiciones del partido bolchevique, la ocupación se hubiera trasformado en una guerra de liberación en donde el ejército ruso, con una campaña de agitación y confraternización, se hubiera dividido, sin embargo esto es de lo que justamente carecían las masas checas. La falta de una dirección verdaderamente revolucionaria fue el talón de Aquiles de este periodo, en todos los lugares en donde los jóvenes y trabajadores salieron a luchar, una y otra vez la dirección fue la clave para no ir más lejos.

La revolución francesa del 68

En mayo del 68 se recuerda la mayor huelga general de la historia moderna de la humanidad, los trabajadores franceses salieron a las calles de forma impresionante y paralizaron prácticamente todo el país, se tomaron fábricas, se controlaron precios, etcétera. En realidad mayo fue de los trabajadores franceses.

Los jóvenes suelen ser un barómetro muy sensible de lo que pasa en la sociedad. Lo que comenzó con una serie de movilizaciones estudiantiles y tomas de universidades en toda Francia ante la respuesta de las autoridades universitarias quienes cerraron la universidad de La Sorbona además de que intentaron, mediante la policía, desocupar los patios de esta universidad. Todo ello fue lo que prendió la chispa de la revolución el 3 de mayo.

El conflicto se extendió hasta el Barrio Latino donde los enfrentamientos entre los estudiantes y habitantes del barrio contra la policía duraron prácticamente toda la noche. El 10 por la noche nuevamente hubo un revuelta en el Barrio Latino, las barricadas montadas por los jóvenes fueron arrancadas con suma violencia por parte de la policía, los arrestados eran cuantiosos.

Aunque en un primer momento las direcciones de los sindicatos y los partidos de los trabajadores no quería sumarse a las manifestaciones, la presión de las bases de los sindicatos y en general de toda la población hizo que el día 11 convocaran a una huelga general para el 13 de mayo la cual fue todo un éxito. La marcha de ese día aglomeró  a más de un millón de personas.

En el momento en que los trabajadores entraron a la escena no fue simplemente como meros espectadores. A pesar de que en Francia se vivía una situación económica buena los empresarios franceses habían aplicado una serie de políticas anti-obreras que sometían a presiones despiadadas a los trabajadores. Debajo de la superficie existía mucho descontento entra la clase obrera.

La huelga del 13 marcó un punto de inflexión en el movimiento, los dirigentes por su parte pensaban que con estas movilizaciones le sacarían la presión a la olla, sin embargo, la realidad fue un poco más allá que estas perspectivas. La huelga se extendió de forma brutal, aunque la militancia de los trabajadores sindicalizados no rebasaba los 3 millones, los obreros que se sumaron a la huelga fueron más de 10 millones.

“El 14 de mayo, un día después de la manifestación de masas en París, los trabajadores ocuparon Sud-Aviation en Nantes y la fábrica de Renault en Cléon, seguidos por los trabajadores de Renault en Flins, Le Mans y Boulogne-Billancourt. Comenzaron huelgas en otras fábricas por toda Francia, además de RATP y SNCF. No se distribuían los periódicos. El 18 de mayo, los mineros del carbón dejaron de trabajar y el transporte público se paralizó en París y en otras ciudades importantes. Los ferrocarriles nacionales fueron los siguientes, seguidos por el transporte aéreo, los astilleros, los trabajadores del gas y la electricidad (que decidieron mantener el suministro doméstico), los servicios postales y los ferris que cruzan el Canal de la Mancha.” (Alan Woods, La revolución francesa de mayo del 68)

El comité de huelga se convirtió prácticamente en el dueño y señor de Francia, este emitía, junto  con los campesinos, el precio de las mercancías, controlaba el suministro de gasolina, etcétera. Se organizaban guarderías públicas y comedores públicos para que comieran los hijos de los huelguistas, las mujeres crearon comités de huelguistas para coordinar la alimentación. El ambiente de debate y participación era tal que en el Barrio Latino jóvenes católicos ocuparon la iglesia para exigir un debate en lugar de la misa.

Una medida muy importante de los trabajadores fue la de tratar de detener los medios de comunicación de la burguesía, algunas radiodifusoras  se fueron a huelga y en algunos periódicos burgueses las noticias tenían que pasar el control editorial de los trabajadores en huelga, también exigían que se publicaran las resoluciones de su sindicato.

Frente a este maravilloso movimiento de las masas, el gobierno estaba prácticamente suspendido en el aire, habían noticias de que el ejército y la  policía estaban divididos con respecto al conflicto revolucionario, el Estado no podía utilizarlos para reprimir el movimiento porque esto hubiera significado la fractura total de las fuerzas armadas y que con esto una buena parte de los soldados y policías pasaran con todo y sus armas de lado de los trabajadores.

La trampa del régimen era un referéndum que el presidente De Gaulle quería realizar, sin embargo sólo se quedó en un proyecto porque la acción contundente de la clase obrera se lo impuso.

El gobierno Francés creó los Comités de Defensa Republicana como un intento de movilizar a la clase media contra los trabajadores, sin embargo la decisión y contundencia de los obreros era avasalladora, las clases medias se había vuelto para apoyarles a estos en su lucha.

A pesar de que la correlación de fuerzas era enormemente favorable para los trabajadores, las direcciones de los sindicatos y la dirección estalinista del Partido Comunista Francés dio la oportunidad para que la burguesía se recompusiera, en la Enciclopedia Británica podemos leer: "De Gaulle parecía incapaz de controlar la crisis o comprender su naturaleza. Sin embargo, los dirigentes comunistas y sindicales le proporcionaron un respiro, se opusieron a ningún levantamiento más allá, evidentemente temían la pérdida de sus seguidores ante sus rivales más extremistas y anarquistas".

Los dirigentes sindicales y el Partido Comunista tomaron con las dos manos la propuesta que les hizo el gobierno de adelantar las elecciones con tal de terminar la movilización, cada uno de estos esquiroles fue a su fábrica a convencer a los trabajadores de que era necesario regresar al trabajo y tomar el aumento salarial o la semana de vacaciones que el gobierno prometía.
Una verdadera organización revolucionaria hubiera dirigido a los trabajadores a dar el golpe de gracia al Estado capitalista, prácticamente el poder lo tenían los trabajadores, un llamado serio a las fuerzas armadas hubiera sido necesario para atraerse a una capa del ejército los cuales hubieran formado las bases, junto con los trabajadores, para un Estado de los trabajadores pero nuevamente la reaccionaria política de los dirigentes del PCF jugaron un papel nefasto para desviar a las masas de su tarea fundamental, la toma del poder.

El contexto nacional en México (El periodo pos cardenista y el periodo estabilizador)

Los acontecimientos antes mencionados tuvieron un efecto en la juventud mexicana, sin embargo el proceso de lucha que se vivió en el país tiene  otros orígenes y son varias las razones que pueden explicar las movilizaciones de la juventud. Uno de los más conocidos es el de la necesidad de la democracia frente a un estado autoritario, el régimen presidencialista no concedía prácticamente un respiro de oposición, los sindicatos estaban atados de pies y manos al Estado y las corrientes o sindicatos que daban la lucha contra ese control eran duramente reprimidos.

Este periodo también está caracterizado por lo que se le llama el milagro mexicano y el periodo estabilizador, los cuales sentaron una serie de condiciones económicas que permitieron un incremento en los niveles de vida de los trabajadores, al igual que una inversión en gasto social por parte del Estado, esto fue una tibia comparación con lo que en Europa se llamó estado de bienestar donde se invirtieron grandes sumas de dinero en desarrollo social y que permitió a los trabajadores europeos una estabilidad económica relativamente buena.
Pero tenemos que explicar, incluso, un poco más atrás las razones de este periodo. El gobierno de Cárdenas realizó una serie de reformas a favor de los trabajadores, sin embargo los presidentes que le siguieron se caracterizaron por todo lo contrario. Las políticas dictaminadas por Ávila Camacho eran encaminadas a minar todas las reformas progresistas del periodo cardenista, entre el 50 y 60% de la inversión pública se destinó a favorecer la iniciativa privada.

En el plano sindical este periodo se caracterizó por afianzar la incorporación de los sindicatos al Estado misma que había iniciado Cárdenas. El Partido Comunista dejó en bandeja de plata todas las posiciones que tenía dentro de la CTM y ésta pasó al control, primero, de Lombardo Toledano y, después, a manos de Fidel Velazquez, iniciándose una purga brutal de todos aquellos trabajadores honestos que querían utilizar a esta central como una herramienta de lucha.

La coyuntura internacional de la Segunda Guerra Mundial permitió la expansión de exportaciones y un desarrollo del mercado interno, esto fue muy importante para dar concesiones por parte del Estado a los agremiados de sindicatos incorporados al mismo.

La llegada de Miquel Alemán a la presidencia significó el ascenso de esa burguesía desarrollada bajo los auspicios de la revolución, él representaba a una parte de la burocracia y acaparadores de la revolución que se hicieron ricos durante este periodo.

A lo largo del gobierno de Miguel Alemán la industria se desarrolló y la economía siguió creciendo, al mismo tiempo miles de campesinos emigraban del campo a la ciudad para incorporarse al mercado de trabajo en expansión. La industria se versificó y la prosperidad reinaba.

Al mismo tiempo esta industrialización modificó la correlación de fuerzas en la sociedad, los campesinos, que eran una enorme mayoría apenas años atrás, ahora gradualmente eran rebasados por los trabajadores en la ciudad, con él se incorporaban miles de jóvenes en busca de educación a la que antes, en el campo, no se aspiraba. En este periodo la gran mayoría de los estudiantes del Politécnico eran jóvenes de provincia los cuales en muchas ocasiones pasaban condiciones penosas para poder estudiar.

En el periodo conocido como periodo estabilizador la economía crecía  a un ritmo promedio de 6.2 por ciento y a un 1 por ciento per capita, sin embargo como los bienes de capital eran principalmente del extranjero las importaciones crecieron de forma espectacular y con ellas el endeudamiento externo.


Por más que el gobierno intentó implementar medidas proteccioncitas para no frenar el crecimiento industrial, dada la dependencia de los bienes de capital, estos intentos no fructificaban en mucho, con esto se siguió incrementando las importaciones. Nunca se trató de impulsar la generación de tecnología, así las expectativas de crecimiento quedaban más sujetas al exterior. El recurso del gobierno fue la devaluación de la moneda, esta causó estragos en los salarios reales de los trabajadores.

Las luchas previas al movimiento estudiantil en el movimiento obrero

Esta fue precisamente una de las causas para que los trabajadores salieran a las calles. La devaluación de 1954 creó las bases materiales para que las masas salieran a movilizarse, este proceso se desarrolló, principalmente, en los sectores de los ferrocarrileros los cuales, a partir del 58, encabezaron una lucha que comenzó con la conformación de la Gran Comisión pro Aumento General de Salarios y que terminó por la democratización del sindicato de ferrocarrileros.

La experiencia de la Gran Comisión, como una instancia independiente y democrática, tuvo grandes repercusiones en la organización de la oposición a la dirección charra del sindicato, cada uno de los miembros que conformaron esta comisión regresaron a sus centros de trabajo bajo la dinámica de poder organizar la lucha por mejoras salariales y contra la dirección del sindicato que quería pactar con el gobierno un aumento inoperante además de la necesidad de la democracia obrera.

El 26 de julio se iniciaron una serie de paros para luchar por el aumento y por la destitución de sus delegaciones corporativas, estas luchas terminaron en una victoria al pasar por encima del Comité ejecutivo  de Samuel Ortega. Los representantes electos de forma democrática llamaron a la VI Convención Sindical Extraordinaria donde fue nombrado un nuevo comité ejecutivo, a la cabeza de este estaba Demetrio Vallejo. A pesar de que los charros intentaron declarar inexistente esta dirección esta fue ratificada por las bases.

El movimiento democrático se mantuvo hasta febrero del 59, mes en el que iniciaron una serie de provocaciones por parte de la empresa y que el sindicato respondió con el emplazamiento a huelga. Dicha huelga se desarrolló, sin embargo las amenazas de la intervención del ejército y la policía fueron muchas, lo que obligó a que la dirección del sindicato reculara levantando así la huelga para el mes de marzo. El 25 y 26, estallaron las huelgas pospuestas por el sindicato. La Secretaria del Trabajo declaró inexistente la huelga y el 28 el ejército ocupó las instalaciones provocando la encarcelación de miles de rieleros.

Este movimiento terminó en una derrota desastrosa y con el encarcelamiento y despido de cerca de 9 mil ferrocarrileros. La principal causa de la derrota fue la visión de la dirección dentro del sindicato que pensó que existía un ala progresista dentro de la burguesía y el gobierno misma que podría ayudar a que se resolviera el conflicto y la falta de decisión al actuar para sumar a más sindicatos en  apoyo a la lucha ferroviaria. Los dirigentes pensaban que si tomaban medidas radicales estas empujarían al ala reaccionaria de la burguesía a sobreponerse sobre el ala progresista.

Poco antes de la lucha ferrocarrilera se desarrollaron una serie de movilizaciones, de igual forma iniciadas por la demanda de aumento salarial, por los trabajadores de Telégrafos. Las movilizaciones se incrementaron por la orden de traslado de 27 trabajadores, los más radicalizados, a otras instalaciones. La huelga estalló  el 6 de febrero pero ya no solo por el aumento de salarios sino por la destitución  del administrador central de la oficina de telégrafos. Los dirigentes charros del sindicato desconocieron el movimiento y lanzaron injurias contra sus dirigentes quienes llamaron a desafiliarse del sindicato charro y a formar otro sindicato democrático. Esta huelga duró 16 días y los trabajadores regresaron a laborar bajo la promesa presidencial de satisfacer sus demandas.

Otro de los acontecimientos bastante importantes de las luchas previas al 68 es el de los profesores de la sección IX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en la Ciudad de México, los cuales salieron a las calles protagonizando una de las movilizaciones más grandes de la época reclamando aumento salarial. Los profesores se lanzaron a un paro por el aumento del 40% de su salario, los maestros tomaron por un mes los patios de la SEP y al final se logró un aumento de $150 pesos mensuales. La expresión mas acabada de la lucha se expresó dentro del Movimiento Revolucionario  del Magisterio que, al igual que la lucha ferrocarrilera, logró ciertos éxitos, sin embargo estas luchas no nada mas se daban contra las políticas impuestas por el Estado, sino contra la parte charra de los sindicatos, este movimiento también sufrió una represión cruenta y fue prácticamente imposible un repliegue organizado.

Cabe destacar que en todas estas luchas las directrices del Partido Comunista Mexicano chocaron de forma sistemática con el movimiento y el interés de los trabajadores. Una gran parte de la dirección ferrocarrilera pertenecía al PCM y su política era la de ver a un sector progresista en la burguesía. Esta política fue fatal para el movimiento ferrocarrilero. Frente a la lucha de los maestros su política fue aún más ruin donde, en un primer momento, atacó al movimiento “en defensa de la unión sindical” y apoyó  a la dirección charra del SNTE.

La década de los 60 se desarrolló en un ambiente de relativa estabilidad en el sector obrero, la represión a los casos antes mencionados hundieron en un reflujo al movimiento de los trabajadores que terminó hasta 1971. La única excepción fue la del movimiento de los médicos y estudiantes de medicina del DF, los cuales salieron a movilizarse de forma bastante combativa a mediados de los 60, esta lucha, al igual que los demás, comenzaron por una situación económica y terminaron reclamando el derecho a una organización sindical democrática.

“Desde 1962 hasta 1968 las fuerzas populares viven un periodo de relativo estancamiento. Naturalmente, la situación no es homogénea y, en algunos estados y en ciertos sectores se mantiene la actividad; así, por ejemplo, se presentan movimientos estudiantiles y populares en provincia: Morelia, Sonora, Puebla, Durango, Nuevo León, etc.; en el DF estalla el movimiento de médicos y en barios estados se dan fuertes movimientos campesinos como los que dirige Rubén Jaramillo en Morelos o Genaro Vásquez en Guerrero. Sin embargo, la clase obrera, que había jugado un papel principal en los últimos años de la década anterior, vive un reflujo generalizado que solo se remontara definitivamente en 1971. El movimiento estudiantil en el DF, pese a la huelga de 1966, se mantiene en general estancado hasta 1968. Finalmente, el movimiento campesino, pese a que sostienen luchas aisladas no cobre el carácter de un movimiento nacional sino hasta 1972-73” (Armando Bartra, El movimiento comunista después de 1958)

La experiencia emanada en este periodo por la mayoría debería haber sido la necesidad de agruparse en una organización política que pudiera romper el aislamiento de las luchas y hacerlas trascender de las consideraciones económicas transformándolas en luchas políticas. La necesidad de un partido de los trabajadores era, a todas luces, uno de los puntos centrales del fracaso de estas luchas, sin embargo las conclusiones que sacaron jóvenes y trabajadores involucrados en estas luchas no fueron estas, sino todo lo contrario, el ejemplo mostrado por la burocracia estalinista del Partido Comunista hacía que los trabajadores y la juventud sacaran la conclusión contraria, este efecto se cristalizó en una crisis, se podría decir, permanente de la década de los 60 por parte del PCM.

El gasto público y la masificación de las universidades para los hijos de los trabajadores

Después de esta escalada de violencia que sufrieron los trabajadores el gobierno cambio de táctica, comenzó a dar de alguna forma ciertas concesiones al movimiento,  esto ayudó a desactivar las protestas de los demás sectores que se estaban gestando. Hubo una serie de concesiones selectivas que llevó a la modificación de la Ley Federal del Trabajo y el aumento en el gasto social y educación.

Barry Carr escribe lo siguiente con respecto a la inversión en la educación de este periodo: “En el caso de los estudiantes y los recién radicalizados trabajadores de la salud, la base de la que surgían los nuevos protagonistas  era la rápida expansión del gasto estatal en educación y salud. En 1960 había un estudiante de educación superior por cada 333 personas; en 1970 por cada 125 personas; en 1977 una de cada 55 personas estaba en la educación superior. Las cifras correspondientes al Distrito Federal son todavía más impresionantes: 1 de cada 111 (1960); 1 de cada 66 (1970), y 1 de cada 33 (1977).”  (Barry Carr, La izquierda mexicana a través del siglo XX)

Estas cifras indican que fue un proceso de masificación en las escuelas, miles de hijos de trabajadores y campesinos que emigraban a la ciudad para buscar trabajo en el proceso de industrialización se incorporaban a las escuelas superiores. Los jóvenes que se incorporaban principalmente a escuelas como la Universidad y el Politécnico, (la UNAM contaba, en 1968, con más de 200 mil estudiantes y el IPN con más de 100 mil), no escapaban del ambiente general de asfixia que se viva en la sociedad, algunos de ellos seguramente eran hijos de ferrocarrileros,  telefonistas, metalúrgicos o de cualquier otro trabajador que había sido victima de la brutalidad del gobierno cuando demandaban democracia sindical y cuestionaban el Estatus Quo existente.

Estos jóvenes que emergieron del “desarrollo estabilizador” exigían un lugar en el marco del sistema, sin embargo el sistema no estaba interesado, ni en escuchar, ni en dar ningún tipo de espacio. Si bien hasta el momento los problemas del Estado con respecto a las masas se había arreglado con la incorporación del movimiento de los trabajadores a éste, y por medio de la violencia había aplastado las voces de la democracia sindical, el movimiento de los jóvenes que se avecinaba provocaría una grieta que rompería o marcaría un punto de ruptura con respecto al corporativismo mexicano y la apertura democrática de la sociedad

Caracterización del Estado mexicano

Antes de seguir adelante nos gustaría hacer una caracterización del Estado que en ese momento se erigía, si bien hemos dicho que el presidencialismo era totalmente autoritario no podemos agotar la caracterización con estas palabras.

Para nosotros, los marxistas, el Estado no es árbitro entre las clases, es decir, un aparato que se alza por encima de la sociedad sin tomar en cuenta la correlación que existe entre  las clases en pugna en la sociedad, tampoco es  independiente de las clases. Por el contrario, un Estado es el garante de que en determinada sociedad la clase dominante, en este caso la clase burguesa, pueda hacer valer sus leyes, su moral sus tradiciones y principalmente que le garantice mantener su régimen de explotación.

Ahora, un Estado también se puede transformar según las circunstancias que se vivan en la sociedad, sin que este cambie la base económica sobre la que se respalda. Para el capitalista el Estado perfecto es el que, por vías de la “democracia”, pueda mantener su régimen de explotación, sin embargo cuando los trabajadores y la juventud salen a cuestionar  su extrema pobreza en la que los hunde este sistema los capitalistas no dudan ni un segundo en transformar ese Estado “democrático” en una dictadura sangrienta.

En nuestro país, una de las condiciones para la consolidación de Estado capitalista fue la incorporación a este de las organizaciones obreras mas importantes, especialmente la CTM, esto en un periodo en el que por una parte los trabajadores no tenían la suficiente fuerza o por lo menos una dirección que fuera capaz de llevar los trabajadores al poder, y por el otro lado existía una burguesía nacional que no tenia la suficiente fuerza ni confianza para poder aplastar el movimiento de los trabajadores y así erguirse como una fuerza absoluta en la sociedad.

El papel fundamental del presidente Cárdenas fue ese, él se balanceaba entre las clases en pugna, apoyó a los trabajadores en huelga, las manifestaciones, nacionalizó la industria petrolera y los ferrocarriles, sin embargo también se apoyó en los sectores populares para fortalecer una burguesía nacional frente a las potencias imperialistas. Cárdenas retomó la demanda popular de la educación y la utilizó como un instrumento de cualificación de la mano de obra para los capitalistas. A este tipo de estado Trotsky lo caracterizo como un bonapartismo sui generis:

“En los países industrialmente atrasados, el capital extranjero juega un rol decisivo. De aquí la debilidad relativa de la burguesía "nacional" respecto del proletariado "nacional". Esto da origen a condiciones especiales de poder estatal. El gobierno oscila entre el capital extranjero y el doméstico, entre la débil burguesía nacional y el proletariado relativamente poderoso. Esto confiere al gobierno un carácter bonapartista "sui generis", un carácter distintivo. Se eleva, por así decir, por encima de las clases. En realidad, puede gobernar ya convirtiéndose en instrumento del capital extranjero y arrojándolo al proletariado con las cadenas de una dictadura policial o bien maniobrando con el proletariado y hasta llegando a hacerle concesiones, obteniendo así la posibilidad de cierta independencia respecto de los capitalistas extranjeros. La política actual está en la segunda etapa; sus más grandes conquistas son las expropiaciones de los ferrocarriles y de las industrias petroleras. (León Trotsky. Sobre la liberación nacional. Ed. Pluma. Bogotá. 1980)

El incorporar a los sindicatos como parte del Estado fue un duro golpe para los trabajadores que, aunque en aquel momento no se sintió, a lo largo de las diferentes décadas dejó sin posibilidad de una herramienta de lucha organizada de los trabajadores. El papel sicológico también acostumbró a los trabajadores a negociar antes que a luchar por sus derechos. Todo esto se dio en un periodo de boom económico que permitió mantener a los dirigentes de los sindicatos muy bien atemperados a los designios de las clases poseedoras quienes mantuvieron rígidas normas para evitar las movilizaciones y en su caso la represión abierta hacia los movimientos independientes o democráticos.

Algunas reformas dentro del periodo cardenista  fueron progresistas y ayudaron a solucionar ciertos problemas que cruzaban los trabajadores, sin embargo, lo que se tiene que reconocer  es que la estructura que organizó Cárdenas alrededor del Estado y los trabajadores les sirvió mucho más a la postre a la burguesía porque ha partir de esto se pudo mantener durante aproximadamente  60 años más bajo el régimen priista, incluso ahora vivimos parte de las secuelas de esa política.

Este mismo Estado se mantuvo después de que Cárdenas abandonara el poder pero el apoyo al movimiento de masas se desvaneció. Los presidentes en turno mantuvieron una política muy rígida en términos de mantener controlado al movimiento de masas y con pequeñas concesiones selectivas además de mucha más represión.

Las luchas previas al 68 dentro de las universidades

El movimiento estudiantil del 68 no fue el único dentro de las universidades en la década de los 60 aunque sí tuvo repercusiones más generales y de alcance a nivel nacional. Los movimientos previos en diferentes estados de la república  fueron más profundos y en algunos casos dieron pie a luchas de toda la población contra los gobernadores. Este capítulo reveló cómo los sucesos del movimiento estudiantil del 68 no cayeron de un cielo claro y azul, detrás de ellos se gestaron cientos de conflictos con características diferenciadas pero cuyas demandas y trayectoria general apuntaba a la apertura democrática de la juventud en la vida social.

Aunque las luchas estudiantiles no se remontan a la década de los 60, sería imposible hablar de cada uno de los diferentes conflictos tanto en el Politécnico como en la UNAM y demás estados de la república. En este caso sólo nos centraremos en los años  previos al movimiento estudiantil del 68.

En Morelia comienza una lucha bastante intensa desde principios de 1961 que concluyó con la intervención militar en las universidades y con la represión generalizada del pueblo michoacano en 1967. Tal vez este movimiento fue uno de los más importantes en extensión y profundidad, fueron muchas y muy variadas las causas que propiciaron la movilización de los estudiantes. En 1966 comenzó  la lucha contra el aumento de tarifas de transporte urbano, la represión causó la muerte de uno de los estudiantes en un mitin el 2 de octubre, el sepelio fue acompañado de una huelga en las escuelas y una masiva movilización. Los trabajadores y campesinos michoacanos respondieron de tal manera que en pocos días toda la población exigían la desaparición de poderes, las manifestaciones fueron cada vez mayores. La única respuesta del estado era la difamación.

La burguesía sacó al ejército a las calles para demostrar su fuerza. El 8 de octubre el ejército tomó la universidad y se intensificaron las detenciones y cateos, el mitin de respuesta de los jóvenes fue disuelta por la caballería resultando más de 600 presos.

Fue en este estado, en 1963, donde se fundó la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED), organización democrática e independiente del Estado que movilizó y organizó a grupos en varias partes del país, se puede decir que fue la única organización antes del 68 que tuvo una filiación nacional y con fuertes tradiciones entre los estudiantes de diferentes estados de la república, incluso en febrero del 68 esta organización convocó a la “marcha por la libertad”, su exigencia era la liberación de los presos políticos estudiantiles de todas las regiones del país. Dicha movilización se realizó del 3 al 10 de febrero y su recorrido inició en Dolores Hidalgo para terminar en Morelia, sin embargo esta manifestación fue detenida por el ejército.

En Guerrero también hubo movilizaciones importantes de los estudiantes en  el 61, 66 y 68, la efervescencia que se respiraba entre los estudiantes del sureste era tal que la policía tuvo que tomar la universidad de Chilpancingo, los detenidos y heridos eran cuantiosos.

En Puebla, en la Universidad Autónoma, el proceso de 1964 fue aún más allá cuando los estudiantes y los lecheros se unieron y arrastraron a más sectores de los trabajadores. Frente a las fuertes movilizaciones de la población el gobernador, Nava Castillo, tuvo que renunciar. Aunque esta fue la lucha más importante hasta ese momento, en 1961 también se desarrollaron movilizaciones de masas. Fue también en este estado donde se vio una más de las tácticas de represión del Estado. El Frente  Universitario Anticomunista era una organización paramilitar que se dedicó a hostigar y asesinar a activistas de izquierda de la UAP. Al año siguiente se dio el cambio del rector. José F Garibay quedó al frente de la universidad, sin embargo su política reaccionaria  desató nuevamente la movilización y nuevamente los grupos de choque participaron activamente para romper la huelga de los estudiantes. En el 67 se produjeron incidentes armados dentro de la organización estudiantil, el Directorio Estudiantil. Los enfrentamientos que fueron causados por el rector obligaron a la discusión en el Consejo Universitario. Finalmente el rector fue llamado a renunciar.

En el 66 hubo movilizaciones muy importantes en Ciudad Victoria, Tampico y Ciudad Madero, en Tamaulipas; estas se dieron por el secuestro de un profesor del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero.

En Sinaloa  miles de estudiantes salieron a las calles a protestar por la reelección del rector, esta lucha terminó exigiendo  una reforma universitaria en la cual se pudiera dar más apertura a la participación de los jóvenes en las decisiones de la universidad. El movimiento, al igual que en muchas otras ocasiones, fue duramente reprimido. Además, la campaña de descrédito contra dirigentes del movimiento que pertenecían al PCM creó un clima anticomunista.

En otro de los estados del norte, Sonora, las movilizaciones estudiantiles pusieron a la orden del día, en mayo del 67, la lucha contra las imposiciones de un candidato a la gubernatura del estado. Los jóvenes sonorenses salieron a las calles en contra de la política del PRI y contra el gobernador,  Encinas Johnson. Los jóvenes no se quedaron de brazos cruzados frente a la represión del Estado y comenzaron una serie de actos violentos como la quema de comandancias, ataques de casas de funcionarios del estado, etcétera.  Los choques contra la “ola verde”, grupo de choque paramilitar, se sucedieron de forma vertiginosa. La demanda más importante de todo el pueblo era la desaparición de poderes y la caída del gobernador.

En este mismo año los estudiantes salieron a  protestar en Tabasco y en Veracruz donde los estudiantes demandaban elecciones democráticas en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, entre otras cosas. En Durango los estudiantes demandaron la nacionalización del cerro de Mercado. También hubo la huelga  nacional de escuelas de Agronomía iniciada en Ciudad Juárez.

En la Universidad Autónoma de Nuevo León los estudiantes no se quedaron atrás y protestaron por el “plan Elizondo”,  a mediados del 68, el cual constaba de un aumento de cuotas a los jóvenes. El Consejo Estudiantil Universitario fue la organización que se puso al frente. Esta lucha dio confianza para que años más tarde se desarrollaran una serie de movilizaciones de izquierda exigiendo derechos democráticos, no solo de los estudiantes, sino de trabajadores y demás.

En Villahermosa Tabasco, en el 68, se desataron movilizaciones por el mejoramiento de la universidad Benito Juárez; la huelga estalló al no haber respuesta por parte del gobierno quien  respondió con grupos de choque. A consecuencia de este ataque un joven murió ahogado. Al igual que en otros estados, el movimiento creció con el apoyo del pueblo y la lucha se intensificó, la renuncia del gobernador era la principal consigna sin embargo la violencia gubernamental fue tan grotesca que a orillas del río Grijalva fueron asesinados docenas de estudiantes que intentaban cruzar el río para escapar. La policía siguió cazando a los estudiantes para terminar con la “ola roja”. Esta fue la represión más fuerte a los estudiantes hasta antes de los acontecimientos en la plaza de las tres culturas.

En 1967 estalla la huelga en la Escuela de Agrícultura Hermanos Escobar, apoyada por estudiantes del Politécnico y de la Universidad de Chapingo.

En la Ciudad de México también se dieron una serie de movilizaciones de diferentes magnitudes y por estudiantes de diferentes facultades, principalmente de la UNAM, la Escuela Nacional de Maestros y escuelas preparatorias, entre otras. En realidad la situación fue de mucha tensión, mientras los estudiantes reclamaban la democratización dentro de los cuerpos autoritarios de las universidades el Estado contestaba por igual a todas las demandas, la represión.